A lo largo del tiempo, se ha buscado catalogar los modos de ser de las personas, desde Hipócrates con los temperamentos (Iracundos, sanguíneos, flemáticos y melancólicos), los signos zodiacales, las tendencias de las escuelas helenísticas, hasta los indicadores Myers-Briggs, etc. Pero aquí sólo jugaré con las categorizaciones de una sola “tensión entre contrarios”.
POR: El Cancerbero
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En una tensión entre contrarios me refiero a un sólo aspecto, donde si bien los polos opuestos son extremos de una actitud, no negaré que hay matices. Así, la blancura y la negritud son polos opuestos en una misma tensión respecto de la luz, donde en medio de los extremos encontramos una serie de grises.
Aquí hablaré de la categoría forma de consumir la vida donde un extremo será el denominado demasiado descuido, y el otro el de demasiado cuidado (Me parece importante mantener el adjetivo calificativo de “demasiado” para que no se pierda la dimensión peyorativa de estos extremos, pues todo lo que es en demasía significa que es más de lo necesario o adecuado, conllevando un problema). Así, hay personas que suelen ser más cuidadosas con otras respecto a su forma de vivir, ya sea por su salud emocional, ya sea por su higiene, ya sea por su alimentación, ya sea por sus vicios, ya sea por las decisiones que toman sobre dónde estar, con quién juntarse, cuándo hacer qué, etc. Podemos referir al placer como un indicador de por qué decidir hacer o no hacer algo, es decir, para la hipótesis que pretendo describir tomaré la postura de que todas las personas se encuentras motivadas en sus acciones por fines hedonistas, ya sean físicos, espirituales, o de otra índole. El fin último es el placer. El sentir bien.
Cuando alguien busca rascarse, el rascarse se hace por un fin de placer, nacido de una incomodidad, por lo que el acto de rascarse es un medio para lograr el fin del placer. ¿Para qué buscar el placer? No hay otro fin, el placer sería el fin en sí mismo. Tanto obtenerlo como conservarlo según los deseos que se vayan presentando. Pero imaginemos ahora que la razón de rascarse es porque hay una herida abierta en el cuerpo que está cicatrizando, de tal manera que rascarse podría provocar una infección, y entonces el placer de rascarse en el momento podría conllevar una privación del placer en un futuro al adquirir una infección por el acto que buscaba ser un puente al placer.
En las escuelas filosóficas hedonísticas encontramos dos posiciones respecto al hedonismo: El hedonismo Cirenaico y el hedonismo Epicúreo. Donde el primero buscaba el placer inmediato y el placer físico por encima de los demás tipos de placeres, mientras que el segundo da prioridad a “placeres del alma” por encima de los físicos y busca por medio de la razón ver los mayores placeres no cediendo a los placeres inmediatos. Sin embargo, hay más características que determinan ambos hedonismos que no identifico en la clasificación que yo busco hacer de las personas demasiado descuidadas y demasiado cuidadosas.
Otra forma de verlo es por el tiempo, por quien vive al día sin la esperanza de un largo futuro, o sin tomarlo en cuenta, y están las personas que, preocupadas más por el futuro, postergan la gratificación y los placeres a fin de conseguir un futuro mejor. Esta relación es más adecuada con la que pretendo señalar del demasiado cuidado y el demasiado descuido.
Por lo tanto, afirmo por ahora que hay personas que se concentran más en la actitud de vivir en el ahora sin pensar las consecuencias futuras, hay personas que se concentran más en las consecuencias futuras que en vivir el ahora y hay personas en medio con diferentes matices.
Mi hipótesis es que la pandemia ha acentuado, principalmente, estas dos actitudes extremistas, siendo que hay personas que buscan el punto medio, pero sino se es de esas personas, se acentuará la tendencia que ya tenían, o en su caso, su tendencia será hacia el otro extremo. Mi hipótesis parte de la idea de que la pandemia acentuó la incertidumbre sobre el futuro, lo que conlleva a que los que se preocupaban más por el futuro incrementan su preocupación de cuidado del futuro (demasiado cuidadosos), mientras que las personas que no se preocupaban por el futuro por su incertidumbre ahora menos lo harán ya que se ha incrementado dicha incertidumbre (demasiado descuidados). Habrá quien haya cambiado de parecer y que mientras no se preocupaba por el futuro ahora lo hará, y habrá quienes preocupándose mucho por el futuro ahora se rindan a la idea de vivir el ahora con mayor intensidad.
Ya Aristóteles apostaba por los justos medios, de tal manera que demasiada preocupación por el futuro es tan destructiva como la demasiada inmediatez, pues el primero no vive el ahora ensimismado en la ansiedad de las consecuencias, y el segundo destruye el futuro al no importarle las consecuencias de las acciones presentes. Me parece que ambas son necesarias, de tal manera que buscar el equilibrio entre ambas me parece lo mejor, Sin embargo, no creo que la Pandemia por Covid-19 permita verlo claramente aisladamente, sino que creo que ahora será más difícil ver el punto medio para las personas que ya tendían con mayor ahínco a los extremos.
¿Y tú, qué piensas?
– Cerbero