Hastur no tiene forma definida, se manifiesta de acuerdo a sus deseos y manipula la mente de aquellos con los que tiene contacto, elige sabiamente a los que ha de manifestarse y los pone a prueba obligándolos a leer “El Rey amarillo”, una vez en esa postura sólo hay dos caminos: la locura o la genialidad.
POR: Sanleera Vexadan
Imagen de Ehimetalor Akhere Unuabona, recuperada de unsplash.com
Él me obliga a escribir y a leer sus poemas, me ha mostrado la ciudad de Carcosa en sueños. Ubicada a las orillas del lago Hali, que ahora mismo está seco. Me ha dicho que el lago volverá a llenarse, pero no de agua corriente como la conozco, sino de una sustancia etérea, como un gas frío al tacto, hecho de mis sueños y anhelos, el lago Hali se llenará con mi alma.
En mi mente, su cuerpo humano se descompone poco a poco, la túnica se rasga y bajo ella emergen erectos los tentáculos morados de la muerte. Mientras se transforma puedo ver su semejanza con un cadáver hinchado y purulento. En mi cerebro casi percibo el olor de la putrefacción del Rey, se enoja por mi pensamiento infame y ataca mi corazón… sufro de un infarto pero sigo escribiendo, el terror es inmediato, no puedo respirar, la presencia del Rey Hastur se apodera de mi cuerpo, siento mi cerebro apagarse y él me invade, controla mis movimientos, controla mi cuerpo, me posee por completo y se acerca mi muerte. Siento mi alma escapar y el Signo amarillo colgado de su atroz cuello, funciona como portal. Hastur es el hoy y el ayer en la Tierra que he abandonado.
Soy el principio del caos, el fin último de los sentidos. Nunca he dañado a sabiendas a los hombres, pero nuestra especie los ha perjudicado y espiado cruelmente. Hay todo un culto de hombres malvados dedicado a rastrearlos y herirlos en nombre de monstruosos poderes de otras dimensiones.
Hastur es el alfa y el omega.