Mariana Oliver (CDMX 1986) escribe este libro, ganador del Premio Nacional de Ensayo joven José Vasconcelos 2016. Este libro nos incita a ser partícipes de un viaje en el que, como todos los recorridos que valen la pena: son un pretexto más para cuestionar nuestros posicionamientos y geografías (físicas, ideológicas, de lenguaje, generacional, de pasados).
POR: Esaka
Imagen desde: Letraslibres.com
Nos encontramos frente a una pluma sensible, nostálgica y realista. Lo que nos dejará una sensación de heridas que, de alguna manera, serán reconfortantes mientras nos describe en ocasiones lugares y personajes específicos, y a veces espacios más abstractos como el lenguaje, la memora o el dolor.
Revisitamos geografías espaciales como un pretexto para buscar lo que tiene qué hacer el arte: enfrentarnos a un crisol y reconocer estos espacios que no solo son externos, sino que se vuelven personales y que encontraremos confluyentes desde la unidad mínima: el cuerpo. Es entonces que encontramos un desdoblamiento de la ubicación: espacial exterior (lugar), espacial personal (cuerpo) y localización sensorial (¿acaso dolores, acaso conceptos y abstracciones de uno mismo?).
Todo ese viaje es vida, de eso se trata el arte, porque, como dijo Machado: Caminante son tus huellas/ el camino y nada más.