De un tiempo acá se han roto los cánones: hemos accedido a tantas historias por tantos medios, que innovar parece una tarea imposible. ¿cómo hacemos que los personajes desarrollen arcos cuando estamos acostumbrados a que cada saga se trate de mejorar habilidades y técnicas, aprendan y perfeccionen? Todas las historias, al menos la mayoría y he de decir que muchas de las que me gustan tienden a eso. De hecho, es el principio del camino del héroe: estar en un mundo práctico y tener qué descender al mundo espiritual y tocar el fracaso para aprender y salir adelante. Entonces, si todas las historias están determinadas desde el principio para tener esa estructura, ¿estamos coartados a repetirla incesantemente?
POR: Esaka
Imagen desde: Netflix
Afortunadamente la respuesta es no. Si bien el camino del héroe es una estructura, digamos, “arquetípica” dentro de la cosmogonía de casi cualquier civilización, también es cierto que no es la única existente. Y, por ejemplo, en esta ocasión veremos otra construcción que se ha utilizado cada vez más, y que, a mi manera de ver, es igualmente bella por el manejo y proyección que puede tener el espectador ante la obra: One Punch Man.
Solo he visto la primera temporada (bendito Netflix que no saca la segunda) pero revisaremos la estructura del personaje: él no requiere entrenar, es un personaje, regularmente llamado en el argot del videojuego, que está “roto”, porque no hay un equilibrio entre él y todo su mundo u oponentes, simplemente está en otro nivel y por más que quiera acercarse o hacerle frente, nada de eso importa cuando decide ponerse serio. De hecho, la trama evoluciona hasta que él lo decide, cuando él dice basta todo el juego se acaba. Bien podríamos llamarlo como un Des ex Machina. Pero, a diferencia de ser algo que no aparecería a menos que el autor así lo requiriera cuando ya no sepa cómo terminar su obra como en el teatro griego (el origen del concepto), aquí está presente durante toda la obra: al volverlo el protagónico es él quien tiene el control de todo, y, en ese sentido, no rompe con la continuidad de la obra, sino que la hace avanzar en el camino que él espera y decide.
Esta estructura es interesante porque nos permite regresar, por un lado, a nuestra infancia: a los juegos donde inventábamos poderes y nos lo lanzábamos, explicábamos que no nos hacían daño porque habíamos utilizado defensas especiales o realizábamos movimientos extraños para evitar el daño y seguir en el juego. Por un lado, de eso se trata la serie: ese regreso a donde nada importa más que divertirnos, y aún así la pregunta queda: ¿será que hay algo más detrás de eso? La respuesta es sí. Pero eso será para otra ocasión.